Por qué el campo magnético no tiene nada que ver con el cambio climático

2022-10-15 02:51:13 By : Ms. Ivy Ye

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Te ofrecemos varios argumentos bien fundamentados para rebatir a quienes dicen que las variaciones en el campo magnético de la Tierra están contribuyendo al calentamiento global.

La magnetosfera es el inmenso campo magnético que rodea nuestro planeta y nos protege del viento solar, de la radiación y de los rayos cósmicos del espacio profundo. Las fuerzas que generan nuestro campo magnético cambian constantemente, y por ello los polos norte y sur magnéticos de la Tierra también varían gradualmente de ubicación e, incluso, llegan a invertirse cada 300 000 años aproximadamente.

Algunas personas se basan en estos hechos para afirmar que la magnetosfera contribuye al calentamiento global, pero la ciencia no respalda estos argumentos. En el blog de la NASA dedicado al cambio climático, el periodista del Jet Propulsion Laboratory Alan Buis examina y refuta algunas de estas alocadas hipótesis:

Como ya hemos comentado, el campo magnético de la Tierra no permanece estático, sino que se desplaza, y su intensidad aumenta y disminuye. Sin embargo, hay poca evidencia científica de vínculos significativos entre los polos magnéticos a la deriva de la Tierra y el clima. En el caso de las inversiones de los polos magnéticos, los fósiles de animales y plantas que vivían en nuestro planeta durante la última gran inversión (que duró miles de años) no muestran grandes cambios, y las muestras de sedimentos oceánicos profundos de aquella época indican que la actividad glacial se mantuvo estable. De hecho, los registros geológicos y fósiles de reversiones anteriores no muestran nada extraordinario, como eventos apocalípticos o grandes extinciones.

Lo mismo sucede con las llamadas excursiones geomagnéticas: cambios de corta duración, pero significativos en la intensidad del campo magnético, que duran desde unos pocos siglos hasta unas pocas decenas de miles de años. Si bien hay alguna evidencia de cambios climáticos regionales durante el período de tiempo del evento de Laschamps (la última excursión geomagnética), los núcleos de hielo de la Antártida y Groenlandia no muestran ningún cambio importante. En resumen: no hay evidencia de que el clima de la Tierra se haya visto afectado significativamente por las últimas tres excursiones del campo magnético, ni por ningún evento de excursión en al menos los últimos 2,8 millones de años.

Aunque es cierto que existen corrientes electromagnéticas dentro de la atmósfera superior de la Tierra, la energía que impulsa el sistema climático en la atmósfera superior es, en promedio global, una fracción diminuta de la toda la energía que impulsa el sistema climático en la superficie de la Tierra. Simplemente, no hay suficiente energía en el aire para influir en el clima del planeta.

Y, mucho más importante: si bien el hierro de las cenizas volcánicas se transporta en la atmósfera, y las pequeñas cantidades de hierro y compuestos de hierro generados por las actividades humanas son una fuente de contaminación del aire en algunas áreas urbanas, no es un componente significativo de nuestra atmósfera. No se conoce ningún mecanismo físico capaz de conectar las condiciones climáticas en la superficie de la Tierra con las corrientes electromagnéticas en el espacio.

Por otro lado, las tormentas solares y sus interacciones electromagnéticas solo impactan en la ionosfera de la Tierra, que se extiende desde el borde más bajo de la mesosfera hasta el espacio. No tienen ningún impacto en la troposfera de la Tierra o en la estratosfera inferior, donde se origina el clima de la superficie de la Tierra.

En resumen, cuando hablamos de cambio climático, debemos dejar de echar balones fuera: las variaciones en el campo magnético de la Tierra no son motivo de preocupación, pero sí las toneladas de gases con efecto invernadero que emitimos como consecuencia de nuestras actividades.

Texto: Global Climate Change, NASA.

Bióloga de bota. Tengo los pies en la tierra y la cabeza llena de pájaros. De mayor quiero ser periodista.