Relatoría | Del contexto ambiental a las economías ilícitas en la Amazonía venezolana - Correo del Caroní

2022-10-15 02:47:42 By : Ms. Catherine Fang

Una bióloga y una abogada comparten -desde la perspectiva ambiental y de DD HH- claves para entender la realidad de la Amazonía venezolana en el primer módulo del programa de capacitación organizado por la Red de Periodistas de la Amazonía venezolana.

Una bióloga y una abogada comparten -desde la perspectiva ambiental y de DD HH- claves para entender la realidad de la Amazonía venezolana en el primer módulo del programa de capacitación organizado por la Red de Periodistas de la Amazonía venezolana.

A bordar la Amazonía venezolana desde un punto de vista periodístico pasa por comprender el territorio no solo como un parche boscoso heterogéneo sino como una zona que abarca 8.400.000 kilómetros cuadrados de bosques tropicales y cuencas, que está integrada por ocho países y un territorio de ultramar y donde habitan más de tres millones de personas.

Dentro de cada hectárea de la Amazonía hay diferentes especies de plantas, animales y condiciones particulares. Tiene áreas de endemismo donde está concentrada una información genética que es clave para los ecosistemas y la vida en general.

Abordarla con el enfoque correcto también implica reconocer los saberes ancestrales que los más de 350 pueblos indígenas han desarrollado durante más de 20 mil años, siendo ellos los principales defensores del territorio hoy amenazado.

Con estos puntos claves, durante la primera clase del programa de capacitación Una mirada periodística a la Amazonía Venezolana organizado por la Red de Periodistas de la Amazonía venezolana , la bióloga y presidenta de la Sociedad Venezolana de Ecología (SVE), Vilisa Morón, invitó a los comunicadores sociales a repensar la forma en la que el ser humano se relaciona con el ambiente.

En palabras del director de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en Guayana, Oscar Murillo: “Vivir en la Amazonía nos obliga a construir un nuevo paradigma con la naturaleza, con la tierra y con los seres humanos. No es solo la evaluación del conflicto -que es amplio- sino también la necesidad de repensar nuestra vida alrededor y consciente de la dimensión de lo que significa la Amazonía”. 

El sur del Orinoco es rico en fauna, flora, cultura aportada por los más de 20 pueblos indígenas que ahí habitan y, además, tiene riqueza geológica al poseer parte del escudo guayanés.

De acuerdo con los datos proporcionados por la especialista, el 70% de la cuenca binacional del Orinoco está en Venezuela, y el otro porcentaje en Colombia. El Orinoco es el tercer río más caudaloso del mundo, y el cuarto más extenso de América del sur, por eso, por ejemplo, es el hábitat de 995 especies de peces.

¿Qué más podemos encontrar al sur del Orinoco? Además de tener un amplio sistema de áreas protegidas, es ahí donde habitan 891 especies de aves y el 90,6% de todas las especies registradas para todo el escudo de las Guayanas. Un tercio de los anfibios registrados en todo el país son exclusivos de esa región. En este documento puedes consultar más datos sobre este territorio. 

El marco legal que regula la gestión ambiental en Venezuela es robusto y preciso. El problema, subraya la especialista, es que no se cumple. Pero, antes de contrastar la ley con la realidad, hay que pasear por los conceptos básicos:

¿Qué es un Área Protegida (AP)? Por definición de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) es “un espacio geográfico, claramente definido, reconocido, dedicado y gestionado por medios legales y otros medios eficaces para lograr la conservación a largo plazo de la naturaleza y los valores culturales y servicios de ecosistemas asociados”. 

Es importante que los periodistas no confundan las AP con las Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (Abrae). Estas últimas son áreas demarcadas y categorizadas para diferentes usos, pero que no necesariamente cuentan con protección.

En Venezuela son consideradas áreas protegidas:

Mientras que las Abrae abarcan: 

Contexto de las áreas protegidas de Venezuela: 

La actividad agropecuaria descontrolada, el aprovechamiento forestal no planificado, turismo insostenible y la expansión de la minería tras la aprobación del megaproyecto inconstitucional Arco Minero del Orinoco (AMO) provocaron la pérdida del 2% (equivalente a más de un millón de hectáreas) de los bosques de la Amazonía venezolana en los últimos 20 años.

Morón enfatizó que si continúa la tasa de deforestación, en menos de 20 años el territorio perderá otro 2% de su bosque, lo cual es alarmante porque el sur del Orinoco ya sufrió una pérdida equiparable al norte, donde históricamente se concentró la mayor parte de la actividad económica del país.

“Estamos relegando lo más valioso de nuestro país. Nadie está empleando medidas para compensar los cambios que se producen por la actividad humana y estamos llevando a la Amazonía a un punto de no retorno en el que los bosques no podrán recuperarse, todo será sabana y los primeros perjudicados serán los pueblos indígenas”, sentenció la especialista.

La tendencia es que perdemos bosques mientras aumenta la producción agropecuaria descontrolada y la minería. Esas acciones locales y regionales -alentadas además por el Estado- repercuten en el escenario global, pues contribuyen con la crisis climática.

A escala local, la Amazonía está llegando a un punto de no retorno, en el que los bosques perderán su capacidad de recuperarse.

Veamos en detalle algunas acciones humanas que devastan el territorio amazónico:

Estas acciones generan cambios también en el macro y micro clima. De repente, por ejemplo, hace más calor.

Un dato: Más del 89% de los indígenas Ye’kwana, que habitan en el Alto Caura, perciben algún cambio climático en sus territorios: Disminución de las lluvias, incremento general de las temperaturas, modificación de inundaciones y sequías, incertidumbre en la predicción del clima.

También perciben una potencial desaparición de entre 8% y 33% de las especies conocidas de los tepuyes. [Bevilacqua, 2018]

Un paseo por los cambios ambientales globales y cambio climático:

La tierra es un sistema abierto compuesto por una litósfera, biósfera, atmósfera, hidrósfera y criosfera. Los componentes interaccionan entre sí, por lo que si alguna parte cambia por la acción humana, lo demás también se verá afectado.

Toda acción humana tiene una incidencia en el sistema de la tierra.

Aunque hay cambios globales internos y externos que afectan los procesos básicos de la tierra, el principal motor de cambio global en la era moderna es la actividad humana.

Los cambios bruscos ocurren desde que el hombre comenzó a utilizar la energía de los combustibles fósiles y al modificar de forma acelerada y a escala muy grande toda la cobertura de la tierra. La población humana aumenta y cada día demanda más recursos y espacio para expandirse. El uso descontrolado de los recursos naturales alteró los ecosistemas generando pérdida de biodiversidad, calentamiento global, cambios en el ciclo del agua y desertificación del suelo.

Lo que a su vez causó pérdida de la calidad de aire, suelo y agua, e impactó directamente la salud humana, seguridad alimentaria y desarrollo económico.

La profesora Vilisa enfatizó en que estos cambios no van a provocar que la tierra se acabe -a menos que el sol explote-, sino la extinción del ser humano como especie.

El calentamiento global es el aumento de la temperatura de la superficie terrestre a causa principalmente de la emisión de gases de efecto invernadero. Este aumento de temperatura estimula el cambio climático y, por tanto, derrite glaciares, aumenta el nivel del mar y provoca que algunos de los fenómenos atmosféricos sean más intensos y el tiempo sea todavía más impredecible.

Desde 1800 (siglo XIX, auge de la era industrial) el uso de combustibles fósiles que implica la emisión de gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la superficie de la tierra provocó un aumento de temperatura inédito. Desde entonces cada año es más caliente que el anterior toda vez que ningún país asume un compromiso real para detener el problema.

El llamado que los especialistas hacen es a replantear los modelos económicos de desarrollo y la forma en que las personas, en su cotidianidad, consumen determinados productos y servicios.

Como comunicadores sociales, ¿qué debemos tomar en cuenta a la hora de escribir una historia ambiental? Cuando estés buscando el enfoque de tu historia o explorando determinado tema ten en cuenta que:

La ciudadanía tiene que exigir las políticas públicas y ejercer contraloría en materia ambiental.

En la segunda ponencia del programa de formación, Eumelis Moya, abogada y coordinadora del Centro de Derechos Humanos de la UCAB Guayana, describió el contexto de economías ilícitas y formas de esclavitud moderna que giran en torno a la minería en el sur de Venezuela.

Solo el Estado puede violar derechos humanos individuales y colectivos, recalcó. Al sur de Venezuela, lo hace de tres formas: por omisión, por acción y por complicidad. Es necesario que los comunicadores sociales aborden el tema con enfoque en derechos humanos y género.

Por su ubicación geográfica y abundancia de recursos naturales, el estado Bolívar es el lugar de tránsito y destino de cada vez más personas que persiguen el oro para paliar sus necesidades. Pero desde que la minería se convirtió en la actividad económica principal, el lugar también se convirtió en un corredor de tráfico de combustible, armas, drogas y personas.

Las zonas mineras están controladas por grupos armados que operan con la cooperación del Estado venezolano y que basan su dominio en la instauración de normas que implican castigos ejemplarizantes, torturas, desapariciones y asesinatos.

Investigaciones académicas y periodísticas han demostrado el enriquecimiento ilícito de militares.

La producción de oro también se da en un contexto de explotación laboral y sexual toda vez que 70% del material aurífero que se saca, se fuga en contrabando.

Además de sembrar el miedo, los grupos armados también procuraron la legitimación del pueblo a través de obras sociales, donaciones y ofrecimiento de protección contra otras bandas criminales o los atropellos de funcionarios del Estado que también se enriquecen con la explotación de minerales.

Alrededor de la minería, controlada por grupos armados, hay una forma de vida y producción que no solo implica jornadas de trabajo de más de 12 horas diarias, sino la explotación sexual de mujeres, adolescentes y niñas, cuyos servicios son demandados y remunerados por los mineros.

“El sistema”, además, las responsabiliza de las consecuencias del trabajo sexual y doméstico en condiciones precarias y bajo engaño. Por ejemplo: La mujer es castigada si contrae una enfermedad de transmisión sexual, cuando el cliente la obligó a tener sexo sin protección.

La dinámica extractivista también provocó el desplazamiento de comunidades indígenas que huyen de los atropellos de las bandas criminales y de los funcionarios del Estado. Líderes indígenas y guardias territoriales son asesinados o reportados como desaparecidos con cada vez más frecuencia. Así lo han confirmado investigaciones académicas y periodísticas e informes de la Misión de Determinación de Hechos de Naciones Unidas.

A continuación una lista de lecturas para estudiar a fondo el contexto de violencia y violación de derechos humanos del Arco Minero del Orinoco:

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